(De deseos y temores...)
le asaltaba el deseo
naturalísimo por cierto
de echar las velas al viento y surcar el gran océano
pero sentía a la vez un terror paralizante (literal) a naufragar
El barco tuvo al fin una gran idea
tiró ancla por la proa
muy a la orilla de un gran río
y se dejó llevar por la corriente
el agua del río se partía en dos por la proa
al tiempo que el barco
anclado
sentía como si avanzara
y hasta disfrutaba del agua que salpicaba su cubierta
Fue cuestión de tiempo
muy poco por cierto
para que el barco cayera como en hipnósis
de tal suerte que empezó a soñar
a soñar y a creer
Quien lo dijera
Había aprendido
sin querer
el difícil arte de navegar yendo a ninguna parte
Fin
Saludos... desde el abismo
.