... sabiendo esperar un poco

sábado, 21 de febrero de 2009

Las olas del mar...

(De todo y nada... sobre todo de nada...)



Esperaba yo resignadamente la hora de salir (¡Rayos! eran 10 para las 9 de la noche y yo apenas esperando la hora de la salida... ¡Válgame'l Señor! ¿en que diantre me he convertido?)... esperaba pues en un escritorio ajeno al mío (y esto lo considero una aclaración necesarísima por cuestiónes de dignidad) y vi de pronto una revista que descansaba entre varios papeles... la edición dedica su portada y su artículo principal a la familia Mouriño-Escalante... o lo que queda de ella... abro la revista y me encuentro con el breve editorial... leo y no aguanto más... cierro la revista envuelto en una mezcla de emociones... ¿Reír?... ¿Llorar?... ¿Enfurecer?... ¡Ah! pero quién me manda "hojear" revistas que bien sé como son...

mejor tomo la sección de deportes del periódico y veo (ahora sí) con controlable impotencia que el Atlante no pudo doblegar a la Universidad de Nuevo León a pesar de estar sobre ellos la mayor parte del segundo tiempo... (suspiro) al menos jugaron "bonito", que es lo mínimo (y realmente lo único) que le pido a un equipo de futbol... por eso me gusta el Atlante...


ufff... un montón de contactos en el "messenger"... todos desconectados... 0 comentarios en el blog... está bien; no pasa nada... y de hecho sí; todo es cuestión de esperar un poco y pasará en un rato y al rato todo seguirá como la mayor parte del tiempo... pero a veces cala... eso que ni qué... el mundo no es perfecto... uno decide ser... estar como se está... y es lo más soportable... con sus altas y sus bajas... pero la mayor parte del tiempo se está bien... dentro de lo que cabe... en un mundo imperfecto...


Si la mar fuera de tinta
y las olas de papel
Si la mar fuera de tinta
y las olas de papel


Si los peces escribieran
cada uno con pincel
Si los peces escribieran
cada uno con pincel

En cien años no escribieran
lo que te llego a querer
En cien años no escribieran
lo que te llego a querer

fragmento de "Las Olas del Mar"

Si tienen oportunidad, escuchen a Los Parientes de Playa Vicente, Veracruz... es ese Son Veracruzano, festivo y melancólico a la vez...

Quisiera escucharlo... sentado al sol... a la orilla del Papaloapan...
Aunque no conozco realmente Veracruz, de hecho no conozco casi nada fuera de esta ciudad a la que tampoco reconozco como debiera, como lugar al que pertenezco... recuerdo haber pasado algúna vez por Veracruz... era entonces niño... y por la ventana ví que cruzábamos un puente... un ancho río de agua gris que reflejaba un cielo azul... apenas una imágen...

Hace poco me tocó esperar a la orilla del mar... otro mar... el mismo mar... el calor era intenso, pero agradable, la sombra refugio... la brisa de la tarde fresca y pegajosa... la arena tibia... el relajante sonido de las olas... me dije en aquel entonces que era algo "bueno"... pero que bien se podía vivir, y hasta haber vivido sin ello... aunque debo reconocer ahora que quizás era una conclusión influenciada por lo que acababa de pasar... un portón enorme de un exclusivo hotel... grosera, insultantemente ostentoso... una puerta custodiada por un guardia que restringía el acceso a una playa privada, aún cuando está prohibido prohibir el libre acceso a las playas... bien se puede vivir, y hasta haber vivido sin ello...


Soy presa d'este aposento

sólo por quererte amar

y oigo las olas del mar

que no cesan ni un momento

Saludos...

jueves, 5 de febrero de 2009

"IMPOSIBLE" ES A VECES LO "NUNCA INTENTADO"

(De tiburones y equilibrio...)

Recibí un correo, de los muchos que circulan por los buzones virtuales, referente a un tema que igual circula mucho por este universo... Motivación y Superación personal... y lo leí en un momento de inspiración, es decir, que no tenía mucho que hacer... jejeje... así que tuve a bien comentarlo...

Sí… es un buen consejo, pero…

"IMPOSIBLE" ES A VECES LO “NUNCA INTENTADO"

Los japoneses siempre han gustado del pescado fresco. Pero las aguas cercanas a Japón no han tenido muchos peces por décadas. Así que para alimentar a la población japonesa los barcos pesqueros fueron fabricados más grandes para ir mar adentro. Mientras más lejos iban los pescadores más era el tiempo que les tomaba regresar a entregar el pescado.

Si el viaje tomaba varios días, el pescado ya no estaba fresco. A los japoneses no les gusta el pescado cuando no es fresco. Para resolver el problema, las compañías instalaron congeladores en los barcos pesqueros. Así podían pescar y poner los pescados en los congeladores. Además los congeladores permitían a los barcos ir aún más lejos y por más tiempo. Sin embargo, los japoneses pudieron percibir la diferencia entre el pescado congelado y el fresco, y no les gustó el congelado y se tenía que vender más barato.

Las compañías instalaron tanques para los peces en los barcos. Podían así pescar los peces, meterlos en los tanques, mantenerlos vivos hasta llegar a la costa. Pero después de un tiempo los peces dejaban de moverse en el tanque. Estaban aburridos y cansados aunque vivos. Los japoneses también notaron la diferencia del sabor porque cuando los peces dejan de moverse por días, pierden el sabor 'fresco-fresco'. Los japoneses prefieren el sabor de los peces bien vivos y frescos, no el de peces que los pescadores les traían.

¿Cómo resolvieron el problema las compañías japonesas? ¿Cómo consiguieron traer pescado con sabor de pescado fresco?

Si las compañías japonesas te pidieran asesoría, ¿qué les recomendarías? (Mientras piensas en la solución.... Lee lo que sigue)

Tan pronto una persona alcanza sus metas, tales como empezar una nueva empresa, pagar sus deudas, encontrar una pareja maravillosa, o lo que sea, empieza a perder la pasión. Ya no necesitará esforzarse tanto. Así que sólo se relaja. Experimentan el mismo problema que las personas que ganan la lotería, o el de quienes heredan mucho dinero y nunca maduran, o de quienes se quedan en casa y se hacen adictos a los medicamentos para la depresión o la ansiedad.

Como el problema de los pescadores japoneses, la solución es sencilla. Lo dijo L. Ron Hubbard a principios de los años 50: ''Las personas prosperan, extrañamente más sólo cuando hay desafíos en su medio ambiente". Hubbard escribió en su libro - Los beneficios de los desafíos: "mientras más inteligente persistente y competente seas, más disfrutas un buen problema".

Si tus desafíos son del tamaño correcto y si poco a poco vas conquistando esos desafíos te sientes feliz. Piensas en tus desafíos y te sientes con energía. Te emociona intentar nuevas soluciones. ¡Te diviertes, y te sientes vivo!

Para mantener el sabor fresco de los peces, las compañías pesqueras ponen a los peces dentro de los tanques en los botes pero ahora ponen también ¡un TIBURÓN pequeño!
Claro que el tiburón se come algunos peces, pero los demás llegan muy pero muy vivos. ¡Los peces son desafiados! tienen que nadar durante todo el trayecto dentro del tanque, ¡para mantenerse vivos!!.

En lugar de evitar los desafíos. Si tus desafíos son muy grandes o son demasiados nunca te rindas. El fracaso te cansará aún más.

Mejor reorganízate. Encuentra la determinación, la información, el conocimiento y la ayuda que requieras. Cuando alcances tus metas proponte otras mayores. Nunca debes crear el éxito para luego acostarte sobre él. Tú tienes recursos, habilidades y capacidades para lograr lo que tú sueñas, para hacer la diferencia, para lograr el cambio que te propones. Así que, invita un tiburón a tú tanque, y descubre: ¡Qué tan lejos realmente puedes llegar!


El título dice IMPOSIBLE ES A VECES LO NUNCA INTENTADO… ok… quiero pensar entonces que “otras” veces IMPOSIBLE SIGNIFICA IMPOSIBLE… ok…

El ejemplo de los pescadores japoneses, si bien en efecto muestra el alcance del ingenio, no me parece precisamente un modelo a seguir en la medida en que también ejemplifica algo como una “ciega necedad” de lograr un objetivo “a costa de lo que sea”, aún cuando ello implique un desperdicio de recursos y, o una sobreexplotación de las fuentes…

El párrafo que resalté es bueno… el problema que le veo es el de siempre… El Equilibrio… porque si bien es cierto que es “bueno” no perder la pasión, es frecuente que la misma pasión nos pierda… Y es que la pasión, cualquiera que sea esta, enceguece… te cierra la perspectiva, el panorama general del entorno… Suena mal, y lo es, pero es a veces esa ceguera (pasión) la que te permite lograr grandes, o al menos admirables, sobresalientes, cosas… y tampoco es extraño el caso de gente que se pasa la vida iniciando proyectos sin consolidar ninguno, o consolidándolo y abandonándolo al día siguiente… ¿pasión?, ¿inadaptabilidad?... lo que sea, siempre es cuestión también de perspectiva… alguien sin pasión, totalmente “inmóvil”, alguien sumamente activo, con mucha pasión, alguien excesivamente activo, con ¿demasiada? pasión… quizás los vemos diferente, pero quizás, sólo quizás, tengan algo en común… quizás cada uno de ellos se sienta, en la medida de lo posible, a gusto consigo mismo… con sus goces y sus sinsabores, con sus alegrías y sus tristezas, con sus ilusiones, con sus victorias, con sus pequeñas y grandes tragedias...

Ahora bien, esa “medida” de lo posible es independiente de cada quien y mucho más independiente de lo que vemos los demás… para bien o para mal, cada quien hemos de hallar nuestra medida, nuestro balance… y de hecho lo hacemos… poco a poco vamos tomando decisiones en función de lo que “en verdad” somos… y creo que en la aceptación de eso que en verdad somos está el secreto de la… mmm... de la estabilidad...

Equilibrio...

Personalmente no me agrada mucho la pasión, porque el estado pasional va en contra de un bien que yo considero muy valioso… dormir tranquilo… y es que hasta el exceso de felicidad (si esto es posible), te impide dormir tranquilo… jejeje… sí, sí… me confieso holgazán de primera… bueno, ni eso… más bien de cuarta…

“una pareja maravillosa”, o sea… jajaja… ok…

Hay una película que no es gran cosa pero que a mí me encanta… se llama “Office Space”… de mis favoritas de todos los tiempos… en ella hay una escena donde los personajes hablan de la vocación; y recuerdan cuando en la "High School" les preguntaron que ¿Qué harían si tuvieran un millón de dólares?, de donde se podía deducir lo que les gustaba y a lo que podrían dedicarse de mayores… Entonces Peter, uno de los personajes responde, “si yo tuviera un millón de dólares… haría nada…” jejeje… yo me identifiqué mucho con esta respuesta, pero a continuación, y por la misma razón, también me cayó fuerte la respuesta de otro de los personajes (que es un vago hecho y derecho, ese sí, de primera): “vamos, para eso no necesitas un millón de dólares, veme a mí, no tengo dinero y no hago nada…” uuufff...

Equilibrio…

Yo tampoco tengo que digamos mucho dinero, pero definitivamente no he madurado para nada… me encanta quedarme en casa, y, al menos hasta hoy, no he necesitado medicarme contra la depre porque aunque a veces, pocas veces la verdad, cala, y cala fuerte, creo que hasta la disfruto…

¿Cómo demonios saber cuáles son los desafíos del tamaño “correcto”?… supongo que sólo probando… y está bien, pero… aaahhh… pero esto te traerá fracasos… sí, con todas sus letras… FRACASOS… no sé por qué tanto miedo a esta palabra… es mejor saborear el fracaso y aprender de él, que negarlo y creer esa estupidez tan de moda desde hará unas décadas que dice que “Todo lo puedes”, que tanto daño nos ha hecho a muchos cuando resulta que la verdad... “la verdad” es que no todo lo podemos…

Sí… creo que estoy de acuerdo en allegarnos uno que otro tiburón… si tenemos gran fortuna, será del tamaño justo, si no, al menos esperar que no sea demasiado grande que nos coma antes de tiempo…

de cualquier modo sólo es cuestión de seguir nadando mientras llegamos frescos a puerto… para que, de cualquier modo, nos terminen comiendo…

Saludos…

G U I L L E R M O
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