(De fantasmas y apariciones...)
A veces parece que la escucho...
A veces parece que la veo...
Y en efecto, la escucho y la veo por un instante hasta que la razón me golpea un vacío en el pecho y me devuelve a la inmensidad helada de este pesado y desolado espacio de la realidad sin ella.
A veces quedo estático sintiéndola con todos mis sentidos y ya no hay razón que pueda con eso...
No es ella, evidentemente, es su recuerdo que me posee... su recuerdo que se activa de repente y se apodera del espacio y del tiempo y de la voluntad que se deja llevar por el encanto, por el hechizo, por esa mano suave, por ese deseo anhelado de que las cosas no sean como son...
Uno despierta entonces como de un sueño, de un lugar donde se ha dejado parte de si, donde se ha perdido voluntariamente parte de uno mismo en aras de no haber salido nunca de ese, aunque sea sueño...
Uno despierta entonces incompleto... condenado a vivir sin una parte de la voluntad ofrendada a su recuerdo y así, hasta que quizás, sólo quizás, un día de los días, si se es afortunado, ojalá, no se regrese del sueño... no se regrese de ese recuerdo... no se regrese jamás... Locura...
Los fantasmas existen, los fantasmas son la ausencia materializada... en sonidos, en imágenes, en sensaciones deseadas que fueron y que no volverán a ser más que en una redentora locura... bendita locura...
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... sabiendo esperar un poco
viernes, 25 de octubre de 2013
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