... sabiendo esperar un poco

miércoles, 17 de enero de 2007

Hilando ideas...

(De la maraña legal que sólo sirve a quien la hizo, a quien la sabe usar, a quien la impone...)

Escuchaba yo a mi jefe hablando con un acompañante mientras los conducía rumbo a una más o menos complicada reunión de trabajo... era una retahíla tal de términos técnicos, como si estuviese yo escuchando una conversación de lo más cotidiana... ¡¡pero en zwahili!!

Una entrañable amiga y compañera de trabajo me mostraba por la mañana las dificultades que tiene con sus estudios universitarios... tales que me dejó pensando en el montón de constituciones, leyes y reglamentos, procedimientos, trámites y requisitos; círculo vicioso, causa y efecto de un creciente y cada vez más complicado aparato legal regulatorio que rige prácticamente toda actividad humana...

Así, circulando a vuelta de rueda, aunque con tiempo suficiente, me saltó de la memoria el arreglo social de antiguas culturas donde los sacerdotes, que eran la clase dominante, ejercían su poder a través del conocimiento del ciclo anual de las estaciones, de tal suerte arregladas las cosas, que resultaban ser ellos los depositarios del conocimiento divino, únicos interpretes de la sabiduría emanada de Dios, y gentiles dadores de la misma como padres dando el sustento a sus amados hijos... con las pequeñas ventajas que esto les representaba...

Y mientras intentaba yo colar mi elefante azul por entre la mar de vehículos del tráfico de esta ciudad de México, pensé (pienso) que las cosas obviamente “no son lo mismo... pero maldita sea... sí son igual”...

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