... sabiendo esperar un poco

viernes, 3 de abril de 2009

Pollos a la leña...

(De nuestros placeres destructores...)

El fin de semana pasado por la mañana, viajaba con mis papás y mi hermano por el estado de Hidalgo, cerca de la ciudad de México... en el camino pasamos al lado de un local que anunciaba Pollos a la leña, el cual apenas iniciaba sus actividades del día. Descargaban en ese momento una camioneta de troncos que supusimos serían precisamente para cocinar los famosos pollos... y seguimos de largo comentando acerca de que... es un buen negocio... que es realmente fácil la preparación... que mi hermano ha visto filas de autos estacionados al lado de la carretera junto al local, aún entre semana... y nos prometimos que hemos de regresar uno de estos días a degustar unos ricos y deliciosos tacos de pollo a la leña, con salsa roja, aguacate, lechuga y de más...

Como me sucede con frecuencia, suelo saborear en un como ensueño, los gratos momentos de días pasados mientras pasa la vida rutinaria de entre semana... debe ser una especie de actoreflejo defensivo contra la locura... o algo así...
entonces he recordado este reciente viaje, y en especial y particularmente la escena de los troncos en la camioneta... creo, casi con plena certeza, que eran troncos de mezquite... me gustan los mezquites... son árboles recios... bien adaptados a las fuertes canículas de la región... son de madera dura... de troncos rugosos, retorcidos y crispados... de ramas espinosas... en la época de secas, siempre me ha sorprendido que mientras todo luce árido, seco y polvoso, resaltan de manera extraña y especial los retoñitos verdes, verdes de los mezquites y huizachez...
No recuerdo dónde leí una estadística que mostraba que más de la mitad de la población mundial cocina con leña y carbón vegetal... porque no tiene otra alternativa... no sé... quizás eso lo justifique... pero quemar leña para asar unos deliciosos pollos... todos los días, todo el día... sólo por el placer del sabor... sólo por lucro...
sin discusión alguna es un agravio contra natura... es una lástima, porque repito, son deliciosos, pero en definitiva creo firmemente que debería desaparecer la práctica de cocinar pollos a la leña... si en verdad queremos detener en algo el deterioro que ocasionamos... y digo detener, porque para revertir el problema... bueno...
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1 comentario:

Tesa Medina dijo...

Hola Guillermo, a mí también me da por guardarme momentos visuales o emocionales para saborearlos en los días grises y rutinarios.

A veces es un verso, otras una escena con una luz especial, también los olores...

Qué rico el olor a leña y a pollo asado, pero más rico el olor a hierba recién cortada, a tierra mojada...

No podemos exprimir tanto a la naturaleza. O cambiamos la leña para esos pollos por otra manera de hacerlo o desaparecerán esos bellos árboles que describes y la impresión que causan sus brotes verdes, aun en tiempo seco, como un canto a la fuerza de la supervivencia.

Un abrazo, Guillermo.