(De lecturas conectadas...)
"Una mujer que no era de este mundo"...
... se lee en Pedro Páramo de Juán Rulfo...
Se refiere a Susana San Juán...
-No creas. Él la quería. Estoy por decir que nunca quiso a ninguna mujer como a ésa. Ya se la entregaron sufrida y quizá loca. Tan la quiso, que se pasó el resto de sus años aplastado en un equipal, mirando el camino por donde se la habían llevado al camposanto. Le perdió interés a todo. Desalojó sus tierras y mandó quemar los enseres. Unos dicen que porque ya estaba cansado, otros que porque le agarró la desilusión; lo cierto es que echó fuera a la gente y se sentó en su equipal, cara al camino.
"Desde entonces la tierra se quedó baldía y como en ruinas. Daba pena verla llenándose de achaques con tanta plaga que la invadió en cuanto la dejaron sola. De allá para acá se consumió la gente; se desbandaron los hombres en busca de otros bebederos. Recuerdo días en que Comala se llenó de adioses y hasta nos parecía cosa alegre ir a despedir a los que se iban. Y es que se iban con intenciones de volver. Nos dejaban encargadas sus cosas y su familia. Luego algunos mandaban por la familia aunque no por sus cosas, y después parecieron olvidarse del pueblo y de nosotros, y hasta de sus cosas. Yo me quedé porque no tenía adonde ir. Otros se quedaron esperando que Pedro Páramo muriera, pues según decían les había prometido heredarles sus bienes, y con esa esperanza vivieron todavía algunos. Pero pasaron años y años y él seguía vivo, siempre allí, como un espantapájaros frente a las tierras de la Media Luna."
"Y ya cuando le faltaba poco para morir vinieron las guerras esas de los cristeros y la tropa echó rialada con los pocos hombres que quedaban. Fue cuando yo comencé a morirme de hambre y desde entonces nunca me volví a emparejar."
"Y todo por las ideas de don Pedro, por sus pleitos de alma. Nada más porque se le murió su mujer, la tal Susanita. Ya te has de imaginar si la quería."
...
"Esperé treinta años a que regresaras, Susana. Esperé a tenerlo todo. No solamente algo, sino todo lo que se pudiera conseguir de modo que no nos quedara ningún deseo, sólo el tuyo, el deseo de ti...."
"Sentí que se abría el cielo. Tuve ánimos de correr hacia ti. De rodearte de alegría. De llorar. Y lloré, Susana, cuando supe que al fin regresarías."
...
-¿Sabías, Fulgor, que ésa es la mujer más hermosa que se ha dado sobre la tierra? Llegué a creer que la había perdido para siempre. Pero ahora no tengo ganas de volverla a perder."
...
"... Era temprano. El mar corría y bajaba en olas. Se desprendía de su espuma y se iba, limpio, con su agua verde, en ondas calladas."
" -En el mar sólo me sé bañar desnuda -le dije. Y él me siguió el primer día, desnudo también, fosforescente al salir del mar. No había gaviotas; sólo esos pájaros que les dicen 'picos feos', que gruñen como si roncaran y después de que sale el sol desaparecen. El me siguió el primer día y se sintió solo, a pesar de estar yo allí."
- Es como si fuera un 'pico feo', uno más entre todos -me dijo-. Me gustas más en las noches, cuando estamos los dos en la misma almohada, bajo las sábanas, en la oscuridad.
" Y se fue."
"Volví yo. Volvería siempre. El mar moja mis tobillos y se va; moja mis rodillas, mis muslos; rodea mi cintura con su brazo suave, da vuelta sobre mis senos; se abraza de mi cuello; aprieta mis hombros. Entonces me hundo con él, entera. Me entrego a él en su fuerte batir, en su suave poseer, sin dejar pedazo."
" Me gusta bañarme en el mar" -le dije.
"Pero él no comprende"
"Y al otro día estaba otra vez en el mar, purificándome. Entregándome en sus olas"
...
Mientras Susana San Juan se revolvía inquieta, de pie, junto a la puerta, Pedro Páramo la miraba y contaba los segundos de aquel nuevo sueño que ya duraba mucho. El aceite de la lámpara chisporreaba y la llama hacía cada vez más débil su parpadeo. Pronto se apagaría.
Si al menos fuera dolor lo que sintiera ella, y no esos sueños sin sosiego, esos interminables y agotadores sueños, él podría buscarle algún consuelo. Así pensaba Pedro Páramo, fija la vista en Susana San Juan, siguiendo cada uno de sus movimientos. ¿Qué sucedería si ella también se apagara cuando se apagara la llama de aquélla débil luz con que él la veía?
Después salió cerrando la puerta sin hacer ruido. Afuera el limpio aire de la noche despegó de Pedro Páramo la imagen de Susana San Juan.
...
Pensó en Susana San Juan. Pensó en la muchacha con la que acababa de dormir apenas un rato. Aquel pequeño cuerpo azorado y tembloroso que parecía iba a echar fuera su corazón por la boca. "Puñadito de carne", le dijo. Y se había abrazado a ella tratando de convertirla en la carne de Susana San Juan. "Una mujer que no era de este mundo."
...
Y como esta, hay tantas escenas como amores... todas similares pero todas diferentes, todas nuevas, todas inéditas... todas angustiantes... Marcel Proust nos define esta angustia al describirnos el amor entre Odette y Swan (aunque en este caso con la radical diferencia de que es un amor que llega a consolidarse) escribiendo en el libro primero, "Por el camino de Swann", de su novela "En busca del tiempo perdido" lo siguiente:
"La mayoría de las personas que conocemos no nos inspiran más que indiferencia; de modo que cuando en un ser depositamos grandes posibilidades de pena o de alegría para nuestro corazón, se nos figura que pertenece a otro mundo, se envuelve en poesía, convierte nuestra vida en una gran llanura donde nosortos no apreciamos más que la distancia que de él nos separa."
Como si de algo sirviera saberlo...
...
"Había una luna grande en medio del mundo. Se me perdían los ojos mirándote. Los rayos de la luna filtrándose sobre tu cara. No me cansaba de ver esa aparición que eras tú. Suave, restregada de luna; tu boca abullonada, humedecida, irisada de estrellas; tu cuerpo transparentándose en el agua de la noche. Susana, Susana San Juan."
...
Saludos...
desde el abismo...
.
... sabiendo esperar un poco
lunes, 13 de julio de 2009
La distancia que nos separa...
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cosas que a nadie le importan...,
Fragmentos...,
Sólo letras...
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3 comentarios:
¿Qué ha sido de tu vida? parece que el verano te ha alejado del computador.
Saludos con frío, pero mejorando...¡es que todo pasa!
La vida es esto. Prestémosle atención a los
detalles. Al calorcito humeante del pis, a sacar la basura, a viajar apretados
en colectivo. Si no disfrutamos eso, ¿qué nos queda?
Hola, Guillermo, ¡Cuánto tiempo sin comunicarnos!
Es cierto que cualquier pasión produce ensimismamiento. Tengo varias pasiones, así que procuro desconectar a ratos para que no se instale la indiferencia hacia las personas que me rodean. Puede que procurar a la gente con la que me tropiezo, convivo o me comunico un poco de atención, cariño y una sonrisa también sea otra pasión.
Pero en tus dos escritos creo que hablas más del desamor, del amor no correspondido, que en el momento en que eres protagonista, te incapacita para todo lo que no sea la autocompasión.
He pasado por eso, y he aprendido que lo mejor es hacer un “reset” en cuanto se cierre un poco la herida, diseñar un nuevo proyecto de vida más audaz, y ponerte a ello como si te fuera la vida.
Porque tratar de mantener “la pasión amorosa” por alguien que no te corresponde y en el mejor de los supuestos te ignora si no te desprecia, es enfermizo.
Pedro Páramo es un bello libro, literariamente, que me encanta releer, pero es duro y triste, porque esta lleno de fantasmas insatisfechos, y de eso miseria moral enquistada de los pueblos pequeños donde se hace lo que se tiene que hacer, por el qué dirán…, perviven los odios y se heredan las taras junto con la hacienda.
Siempre he imaginado el abismo como cuando tocas fondo en una piscina con unos cuantos metros de agua por encima, sólo te quedan dos opciones quedarte allí con las consecuencias que sabemos o darte impulso, sacar la cabeza, respirar, y mantenerte a flote mientras recuperas las fuerzas.
Un beso, Guillermo, desde mi voluntad de ganarle el puso a la desesperanza.
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