(Del fastidio de existir...)
Regreso de una oscuridad
pegajosa de sudor y moscos
masturbación que sabiéndome a nada
me sabe a todo
Adicción
Vaso de agua tibia
aquí sí funciona el micro ondas
Se aleja por el jardín
mi padre poderoso
machete en mano
botas de hule blancas
su eterna gorra americana
pegada a sus pies
una sombra
mi tristeza por su ausencia
Maldita la vida
Salimos con mi madre
a una avenida polvosa y destrozada
puedes ser todo lo autosuficiente que quieras
pero nunca contra la armonía
Al paso mi tía abuela
eterna como todos mis fantasmas
se funden en un abrazo húmedo de lágrimas
"yo la quiero mucho tía, pero de lejitos"
en el abrazo sin palabras la tía sabe
y acepta
de lejitos
Mi abuelo solitario resiste en una casa
que se desmorona
No por ella
sino porque sólo él la sostiene
como nunca más será
Es extraña la fraternidad
o la costumbre
Odioso perrito con el que tanto juego
Es extraña la fraternidad
o la costumbre
Mi tía "La pelona" debe saber a estas alturas
que ninguna pintura puede cubrir al tiempo por completo
Por más que esa mesa usa dos sillas en lugar de patas
es un crimen
suplir su solemne antigüedad por un estante de plástico
La funcionalidad despreciable
El mercado nos recibe con sus murmullos
y su aroma a barbacoa, chicharrón y chinincuiles
vuelta al camino polvoso que todo lo avieja
Los ruidos d'esta casa que me dicen
"la soledad es tan sólo un estado de ánimo"
para mal de los deprimidos
gira la rueda
sin parar...
.
Saludos... desde el abismo...
.
... sabiendo esperar un poco
domingo, 28 de octubre de 2012
domingo, 21 de octubre de 2012
Imaginación...
(De la realidad y la ficción...)
Me comparten en FaceBook una lámina que dice:
"Sufrimos más con lo que nos imaginamos
que con lo que en realidad sucede"
Y mis comentarios al respecto fueron:
- Bueno, no sólo eso. La cuestión queda más completa si abarcamos el hecho de que, unos más que otros, en general sentimos más lo que imaginamos que lo que es en realidad... Para bien y para mal...
- Sin imaginación el mundo es más bien insípido... Otra vez... Para bien y para mal... A'según...
Y entonces, desarrollando un poco más la idea, se me ocurre que...
En efecto, si somos, quizás, exageradamente objetivos, podemos decir que la vida se limita a un puñado de funciones básicas para la existencia y el fin elemental, instintivo, de preservar la especie... satisfacer otro puñado de necesidades que van exactamente alineadas en la misma dirección...
Pero la imaginación, quizás lo que, como dice aquel necio empeño en marcar una división que no comparto, nos hace diferentes de los animales (para bien y, también, para mal, siempre para bien y para mal) hace su aparición para construirnos toda una realidad superpuesta que es tal como los condimentos a la comida...
Los alimentos básicos, de los que tomamos los nutrientes necesarios para la sana existencia y desarrollo, son, tienen, sabores muy básicos, la mayor parte de ellos, y los condimentos, así como la forma de prepararlos, nos abren un mucho más amplio rango de sabores y texturas sin que por ello cambie, generalmente (puesto que de hecho sí la llegan a cambiar), un ápice la alimentación en sí...
Y dentro de esta condimentación de la comida, y de la vida, hay de todo y para todos... Dulce, salado, ácido, amargo, crujiente, suave, entero, desmenuzado, húmedo, seco, etc., etc., y ni hablar del sinfín de combinaciones...
Y así, por supuesto hay quienes gustan de más condimentos en su comida, en su vida, que otros, quienes son más sensibles a todos o a ciertos condimentos, para gustarlos o rechazarlos...
Quienes abusan de algún condimento incluso en perjuicio de su salud...
Hay etapas, largas o momentáneas de gusto o rechazo por cierto condimento...
Hay adicciones...
Así, la alimentación, como la vida tal cual, llega a quedar en un segundo plano... primordial e indispensable, pero segundo plano, con respecto al sentir que nos llega a producir la comida preparada y condimentada...
la realidad imaginada...
Así entonces, creo que una más completa reformulación de la sentencia inicial quedaría como:
"Sentimos más lo que imaginamos
que lo que sucede en realidad."
para bien, Y, para mal, por supuesto, siempre...
saludos... desde el abismo...
.
Me comparten en FaceBook una lámina que dice:
"Sufrimos más con lo que nos imaginamos
que con lo que en realidad sucede"
Y mis comentarios al respecto fueron:
- Bueno, no sólo eso. La cuestión queda más completa si abarcamos el hecho de que, unos más que otros, en general sentimos más lo que imaginamos que lo que es en realidad... Para bien y para mal...
- Sin imaginación el mundo es más bien insípido... Otra vez... Para bien y para mal... A'según...
Y entonces, desarrollando un poco más la idea, se me ocurre que...
En efecto, si somos, quizás, exageradamente objetivos, podemos decir que la vida se limita a un puñado de funciones básicas para la existencia y el fin elemental, instintivo, de preservar la especie... satisfacer otro puñado de necesidades que van exactamente alineadas en la misma dirección...
Pero la imaginación, quizás lo que, como dice aquel necio empeño en marcar una división que no comparto, nos hace diferentes de los animales (para bien y, también, para mal, siempre para bien y para mal) hace su aparición para construirnos toda una realidad superpuesta que es tal como los condimentos a la comida...
Los alimentos básicos, de los que tomamos los nutrientes necesarios para la sana existencia y desarrollo, son, tienen, sabores muy básicos, la mayor parte de ellos, y los condimentos, así como la forma de prepararlos, nos abren un mucho más amplio rango de sabores y texturas sin que por ello cambie, generalmente (puesto que de hecho sí la llegan a cambiar), un ápice la alimentación en sí...
Y dentro de esta condimentación de la comida, y de la vida, hay de todo y para todos... Dulce, salado, ácido, amargo, crujiente, suave, entero, desmenuzado, húmedo, seco, etc., etc., y ni hablar del sinfín de combinaciones...
Y así, por supuesto hay quienes gustan de más condimentos en su comida, en su vida, que otros, quienes son más sensibles a todos o a ciertos condimentos, para gustarlos o rechazarlos...
Quienes abusan de algún condimento incluso en perjuicio de su salud...
Hay etapas, largas o momentáneas de gusto o rechazo por cierto condimento...
Hay adicciones...
Así, la alimentación, como la vida tal cual, llega a quedar en un segundo plano... primordial e indispensable, pero segundo plano, con respecto al sentir que nos llega a producir la comida preparada y condimentada...
la realidad imaginada...
Así entonces, creo que una más completa reformulación de la sentencia inicial quedaría como:
"Sentimos más lo que imaginamos
que lo que sucede en realidad."
para bien, Y, para mal, por supuesto, siempre...
saludos... desde el abismo...
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