... sabiendo esperar un poco

sábado, 17 de marzo de 2007

Cataclismo VI

(De la precaria burbuja en que somos)

Dice aquí, hablando del amanecer:

“Apenas el ámbar cruza el límite movedizo entre la oscuridad y la falta de oscuridad...”

Y aunque esta línea, de entrada choca, y se lee anormal y hasta equivocada, basta una breve reflexión para develar la verdad que contiene: Acostumbrados a vivir en la luz, y de la luz; acostumbrados a creer únicamente en lo que vemos; acostumbrados, en fin, a vivir, no podemos, o no queremos aceptar que todo esto que nos rodea, que todo esto que somos, es extra-ordinario; es a-normal. Un milagro dirán algunos, una bendición de Dios... Y quizás tengan razón, pero aún entonces, no es más que eso... una excepción a la regla...

El que la mitad de nuestra soberbia sea regada por la luz del sol no implica que la mitad del universo lo esté también.

Mira el cielo por las noches. ¿Qué ves? Una inmensa oscuridad horadada por un puñado (por muy grande que este sea) de puntos luminosos... Eso es el universo... Eso es lo ordinario... Eso es lo normal... Una inmensa oscuridad, un inmenso vacío... y unos cuantos puntos luminosos que terminarán por consumirse tal como los conocemos, aunque eso les tome la mismísima eternidad, para entonces ahogarse en una eternidad mucho más grande y absoluta... La oscuridad, el vacío, la muerte... Esto es lo normal...

Reza el principio termodinámico que “la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma”. Y más allá, el balance energético derivado de esta sentencia nos dice que “todo sistema tiende al equilibrio”. Si ponemos en contacto dos cuerpos de diferente temperatura, el calor fluirá del cuerpo de mayor temperatura hacia el de menor temperatura en un proceso normal que tenderá al equilibrio; que tenderá a igualar la temperatura de ambos cuerpos hasta un estado donde el calor ya no podrá fluir entre ellos... un punto intermedio... Equilibrio... Experiencia... Sentido común... Todo sistema tiende al equilibrio... La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma...

Entonces la cantidad de materia-energía en el universo es constante y no ha de cambiar. Pero el sistema terminará por equilibrarse; disipándose por completo en el remanso infinito del universo... El vacío... La oscuridad... Y entonces sí, las pequeñas cantidades de luz que proveen los astros, son claramente “falta de oscuridad”.

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