... sabiendo esperar un poco

martes, 17 de junio de 2008

Encuentros Casuales...

(De las secuelas de un intento infructuoso...)

Bajaba yo del E a la Planta Baja y la vi pasar... para no encontrarla decidí entrar al baño... lleva ese traje sastre gris con el que casi estoy seguro la vi por primera vez... jejeje... por supuesto que ya no nada dentro de él como aquella vez...
Mientras estaba en el baño me vi en el espejo y pensé: "Lleva dinero"; y supe de inmediato por eso y por la hora que se dirigía por un desayuno de los que pide a domicilio... Por cierto que traigo unas ojeras que parezco mapache... debo tratar de dormir un poco más...

En saliendo, apenas para tomar la manija de la puerta que conduce a los torniquetes de salida un presentimiento como leve brisa me recorre el cuerpo... y sí, casi abrimos la puerta juntos... Ambos adoptamos una postura de "nada pasa" y que indicó cualquier cosa menos que nada pasaba... seguimos de largo y yo apenas atino a murmurar una cortesía... "Hola..."

Unos minutos después estoy de regreso y en seguida de pasar los torniquetes de entrada ella sale por la misma puerta... ambos íbamos a tomar el elevador... ni cómo escapar...

"Dos veces en el mismo día, ¿Querrá decir algo?", dice y rie un poco... como ella suele hacerlo...
Sin mirarla, apenas logro mantener erguida la cabeza y, por no quedarme callado, digo... "No sé"... y estuve a punto de continuar... "espero que no..." pero logro desviar el inicio de la frase para decir, como suelo hacerlo, "mmm... no lo sé..."

Para bien o para mal, en seguida llega más gente, y también el elevedor... así entonces, de nuevo comodamente ocultos en la cotidianeidad, seguimos como si nada... cada quien por su lado...

Saludos...

8 comentarios:

AleMamá dijo...

Unos instantes fugaces tan bien dibujados que siguen sucediendo ante tus lectores.
Saludos

A do outro lado da xanela dijo...

tantas cosas que no sabemos si tienen significado extra o no, que ocurren y acaban con tanta rapidez que no conseguimos entenderlas hasta que, tal vez, ya es demasiado tarde.
Un saludo

Críptica dijo...

Me gustan las casualidades... son momentos fugaces que te pueden hacer revivir horas...

Saludos.

Tesa Medina dijo...

Los encuentros casuales pueden ser emocionantes o penosos.

Hay personas que han pasado por nuestras vidas que ya no queremos ver ni recordar, porque no somos los mismos de entonces y tampoco su huella dejó nada que valga la pena remover.

Sin embargo, hay otras con las que sí me gustaría encontrarme. Creo que con los dedos de una mano puedo contarlas. Sería mágico que nos cruzáramos de nuevo, aunque preferiría que fuera de manera fugaz, porque no sé quien dijo que al lugar donde fuiste feliz no debes volver, supongo que para no arriesgarte a que no sea tan maravilloso como en tu recuerdo.

Aunque en este relato parece que si hay un tercer encuentro el destino los está avisando. Deberían mirarse a los ojo, rozar sus mano y esperar a ver qué ocurre.

Guillermo, me encanto la expresión “traigo unas ojeras que parezco mapache” Duerma, mi hermano, que es bueno para la salud.

Aunque “consejo vendo que para mí no tengo”. Duermo muy poco, y cada año está en mi lista de buenos propósitos.

Un abrazo, Guillermo

Bob dijo...

las casualidades son, básicamente, lo único que le queda a uno. Ni siquiera yo me opondría. creo

Gittana dijo...

nooooooooo!!!!!!!! porque desperdiciar la oportunidad....

solo bastan unos segundos para perderlo todo...

vamos!!!!!!

tisbe dijo...

A veces una casualidad puede cambiar el destino,si son dos ya ni te cuento.
El destino,la magia está ahí pero hay que ayudar un poquito,decidir saltar al otro lado y ver qué pasa o quedarse en la comodidad,en el limbo en el que no arriesgamos nada,no perdemos nada ni tampoco damos la opción de ganar....quien sabe qué ?

Un abrazo,bonito blog

Luthien dijo...

OOoo, ps no se si sea coincidencia, igual es una señal divina o cosas así =P