(De deseos y temores...)
le asaltaba el deseo
naturalísimo por cierto
de echar las velas al viento y surcar el gran océano
pero sentía a la vez un terror paralizante (literal) a naufragar
El barco tuvo al fin una gran idea
tiró ancla por la proa
muy a la orilla de un gran río
y se dejó llevar por la corriente
el agua del río se partía en dos por la proa
al tiempo que el barco
anclado
sentía como si avanzara
y hasta disfrutaba del agua que salpicaba su cubierta
Fue cuestión de tiempo
muy poco por cierto
para que el barco cayera como en hipnósis
de tal suerte que empezó a soñar
a soñar y a creer
Quien lo dijera
Había aprendido
sin querer
el difícil arte de navegar yendo a ninguna parte
Fin
Saludos... desde el abismo
.
3 comentarios:
Dejarse llevar suena demasiado bien...
Beso!
Hola, Guillermo, creo que tengo un barco parecido en algún río, aunque a veces recojo el ancla y dejo que navegue de verdad.
Luego regreso y sigo soñando. Muy bello.
Un beso grandote, esta tarde me iré a México un rato, aunque sea al del Corte Inglés de mi ciudad, miraré si hay algo bonito para poner en nuestros barcos.
¿Sigues anclado?
Hola, Guillermo, hoy publique un post en el almacén que habla de la "felicidad" o no.
Me interesa muchísimo tu opinión.
Pásate cuando no tengas nada más interesante que hacer.
Un beso,
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