... sabiendo esperar un poco

martes, 15 de julio de 2008

Brownies...

(De delirios por hambre...)

El lunes pasado, de camino al trabajo, me vino de pronto gran antojo por unos ricos y deliciosos "Brownies"...

Ese fin de semana -debo reconocer- que aprovechamos para visitar a mi padre y los abuelos en el cercano estado de Hidalgo, cedí a la gula excediendome con los tamales, la barbacoa, esas tortillas artesanales recién hechas y esas sálsas con 'xoconochtle' que sólo allá tienen ese sabor (y no es exageración. La misma salsa, traída a la mesa de la casa en el Distrito Federal... no sabe mal, pero allá... jajaja... que se entiende... simple y elemental gula...) los duraznos de mi padre, los nopales, flores de calabaza y los quelites que mi madre se deleitó cortando por la mañana... todo debía ser probado ante el orgullo rural de mis abuelos por tenernos a su mesa... ¡¡Y vaya que si lo probamos!!

Con ese antecedente, el antojo de los brownies ese lunes antes de las 8 de la mañana era poco menos que insoportable... y sucedió, como suele suceder en el area donde trabajo, que apenas dejando mis cosas en mi lugar, se vino una oleada de "emergencias" que no me dejó tiempo de nada más hasta como las 11:30... ¡¡vale!! ni agua podía beber...



No hay mucho tráfico... las vacaciones de verano... ya terminadas las urgentes comisiones el rutinario camino de regreso a la oficina me permite reparar en "mi antojo"... la verdad es que ese sufrimiento primero, ha pasado y ya no ansío tanto los panecillos... me viene a la memoria algo que debí haber leído alguna vez, pero que para variar no sé ni donde ni cuando... mucho menos quién -esta mi memoria que entre otras cosas es descaradamente irreverente-... Y mi estado de relajación después de las urgencias vertiginosas me genera esa extraña cascada de recuerdos que con frecuencia en estos casos me asalta...



Recuerdo pues, algo como que la infelicidad viene de los deseos incumplidos... vaya que sí... y esos deseos se fortalecen contra uno cuando se da rienda suelta a los placeres... hay que estar entonces atento y diciplinado para no sucumbir... para no dejarse llevar... para no tomar demasiada velocidad en ese como tobogán que después no nos sea posible controlar... control... no ser "esclavo de nuestras necesidades"... Desprendimiento... autosuficiencia... si no deseo nada... no necesito nada... más aún, si me sé afortunado por lo que tengo... si tengo presente que eso mismo que "tengo", no lo tengo en realidad... que tampoco es "mío"... que nada es "mío"... ¿Hasta dónde se llega?... a decir que nada vale la pena... a no luchar... por nada... a sólo esperar... solo... esperar... a que "todo pase"...



Y siempre llego al mismo lugar... ese que no logro entender... o que acaso no logro aceptar... suspiro y mejor sigo "por las piedritas"... hasta que logre explicarme ese punto que me sale al paso a cada instante... ¿Lo entenderé algún día?...



Por lo pronto mi anterior ansiedad me averguenza... ya habrá otra ocasión en que pueda disfrutar de unos "brownies" que coma no por que los necesite, sino porque en verdad pueda "disfrutar" de ellos... lo que sea que eso signifique...

5 comentarios:

Meamoami dijo...

Haiii a mi me encantan esos putos brownies,, qe va a ser, me pueden!
No te sientas culpable. Solo puedo decirte esto: caerse esta permitido, levantarse es obligatorio.
Besos y qe estes genial.

Luthien dijo...

Mmmmm

Browniesssssssssss

Que ricoooooooo!

Jajaja si si me ha pasado, y he sentido la culpabilidad jaja

Queen dijo...

conosco una perrita que se llama brownie ojojojo pero no me la quiero comer
aqui por mi casa venden unos bien ricos ssssssss

Gittana dijo...

rayos y yo a dieta!!!!!

Bob dijo...

Uff, la comilona de provincia. Recuerdo cuán magnífico un miserable huevo puede parecer cuando viene directo de la gallina sin haber pasado por el congelados. Mi madrina decía: “está bueno porque es de rancho”. Un primo decía “no, es de gallina” y todos reían. Igual, el humor allá es más dócil, o eso me parece.
La última vez que cedí ante brownies era en una fiesta de un sateluco que desbordaba amor en toda la comida que ofrecía a los amigos de amigos que ibamos: Una caja llena y me zambé como cuatro…es que son tan negros, y tan brownies…pocas cosas en el mundo te dicen, nada más con verlas, cuan espesos y sabrosos son.
Con lo demás coincido tanto que me abstengo de ampliarlo…ser esclavo de las necesidades, y yo aquí en el blogger..


Saludos!!!