... sabiendo esperar un poco

jueves, 3 de julio de 2008

Quien tenga ojos...

(De pérdidas y búsquedas...)

“Los accidentes no existen”
El Maestro Oogway, “Kung Fu Panda”

13:48... justo ahora se les ocurre que hay que certificar un cheque para pagar el servicio de energía eléctrica... y, si es posible, pagarla de una buena vez... pero el objetivo es el cheque certificado... el pago puede ser mañana...
es algo que debiera molestar a cualquiera... pero a mí me agrada... incluso hago el recorrido a pie... y cosa rarísima no solicitar un vehículo para dezplasarse... caray si ni lugar de estacionamiento es fácil encontrar... el banco está sorpresivamente vacío... termino el trámite en menos de quince minutos... quizás llegue al pago de la luz... un tranporte público... acaso 10 minutos máximo y quedo a 4 cuadras (manzanas) de las oficinas de la compañia de luz (energía eléctrica)... al paso un puesto de libros usados... ¡¡ Wow !!... No... mejor primero el pago y a la salida regreso... uuufff... cerrado... horario de 8:00 a 14:30... son 14:45... bueno ¡¡Ya ni modo!!... al puesto... Gabriel García Márquez... Noticia De Un Secuestro... mmm... no la he leido... ups.. Cien Años De Soledad... es la edición que he leído.... la que prestó mi hermano quién sabe a quién y nunca regresó... mmm... yo pretendía comprar la última edición... la especial del 40 aniversario de la aparición de la obra... la revisada por el Mismísimo Gabo... la que tiene anexo el árbol genealógico de los Buendía... pero esta vale cincuenta pesos y está en muy buen estado... total... palabras más, palabras menos es la mísma novela... a ver... página 260...

"En la oscuridad del cuarto podía ensartar la aguja y tejer un ojal, y sabía cuándo estaba la leche a punto de hervir. Conoció con tanta seguridad el lugar donde se encontraba cada cosa, que ella misma se olvidaba a veces de que estaba ciega. En cierta ocasión, Fernanda alborotó la casa porque había perdido su anillo matrimonial, y Úrsula lo encontró en una repisa del dormitorio de los niños. Sencillamente, mientras los otros andaban descuidadamente por todos lados, ella los vigilaba con sus cuatro sentidos para que nunca la tomaran por sorpresa, y al cabo de algún tiempo descubrió que cada miembro de la familia repetía todos los días, sin darse cuenta, los mismos recorridos, los mismos actos, y que casi repetía las mismas palabras a la misma hora. Sólo cuando se salían de esa meticulosa rutina corrían el riesgo de perder algo. De modo que cuando oyó a Fernanda consternada porque había perdido el anillo, Úrsula recordó que lo único distinto que había hecho aquel día era asolear las esteras de los niños porque Meme había descubierto una chinche la noche anterior. Como los niños asistieron a la limpieza, Úrsula pensó que Fernanda había puesto el anillo en el único lugar en que ellos no podían alcanzarlo: la repisa. Fernanda, en cambio, lo buscó únicamente en los trayectos de su itinerario cotidiano, sin saber que la búsqueda de las cosas perdidas está entorpecida por los hábitos rutinarios, y es por eso que cuesta tanto trabajo encontrarlos…"


apenas me alcanza... sea pues...

el regreso delicioso... el sol apenas asoma por entre las nubes ansiosas... saboreando lentamente cada paso por entre la atmósfera húmeda y tibia... viendo la gente pasar... caras felices... serias... hasta preocupadas... todas ellas como si supieran a donde están y a dónde se dirigen...
para iniciar una búsqueda hay que notar primero que algo se perdió... más aún hay muchos que desconocen siquiera lo que buscan...

Dichosos los ciegos, porque saben que no pueden ver...

Saludos...

6 comentarios:

P. dijo...

Gran final le has puesto. Gracias.

Gittana dijo...

Por fin... pago la luz????

compro el libro o solo lo ojeó????

pues que dia tan sencillamente tranquilo....

Meamoami dijo...

La verdad qe no entendi mucho.. pero la escritura me parecio muy linda y prolija!
Yo en mi blog subo mis textos te invito a qe pases a leerlos si qeres :)
Miles de besos Male :)

Srta. Maquiavélica dijo...

wowoww me sorprendes cada vez mas con tus post¡¡¡soryr no tenia credito pero aqui ando usted tambien me tiene olvidada
besos guapo

Tesa Medina dijo...

No hay nada como dejarse llevar, disfrutar de las pequeñas cosa, releer un libro, observar gente, caminar y ser consciente de la temperatura, del olor del aire, remover libros viejos en busca de un tesoro…

Delicioso siempre García Márquez, pero el mejor sin duda es su saga de los “Buendía”

Los leí todos, hasta el “General en su Laberinto” que me parece su novela más aburrida, pero él escribe tan bien que hasta disfruté.

Un abrazo, Guillermo. Todavía “vivo sin vivir en mí”

Me gusto este relato fresco y tranquilo.

Críptica dijo...

Al final es lo único que nos queda ¿no?... momentos.

Un abrazo.