... sabiendo esperar un poco

sábado, 24 de abril de 2010

Dice aquí...

(De por qué somos cómo somos...)

Firmin, continuación...

Dice aquí...

"Flo no era de las que ponen trabas a la tentación..."

Este renglón, así tan simple, me llamó mucho la atención en virtud de que yo mismo soy todo lo contrario.
Dotado de un carácter pasivo, tímido, aparentemente autosuficiente, este se vio reforzado por una educación basada en el servilismo proletario, y fue también extraordinariamente influenciado por una especial y esmerada instrucción religiosa que me hizo crecer en el "temor de Dios". Así, no sólo no tenía grandes tentaciones, sino que las pocas, normales y hasta risibles que tuve, que tengo, eran causa de una gran culpabilidad, una fuerte autorepresión, y permanentes angustia e inseguridad...
Por si esto fuera poco, el desarrollo general actual de la sociedad, tendiente al libertinaje irracional egocéntrico, ha ido alejándome aún más del extremo atractivo de la vida, del extremo tomado popularmente como bueno.
No ha sido fácil, primero romper con las cadenas creadas en la infancia (si es que acaso eso es posible), y luego negarme a ser atado con las que pretenden colocarme en estos días (si es que acaso eso es posible). Diferenciar lo que realmente soy de lo que me hicieron ser y de lo que pretenden que sea, en aras de reconocer y, entonces sí, intentar alcanzar el bien que realmente me importa y que, al menos por ahora, parece ser una pasiva tranquilidad...
Por supuesto, este intento por autoreconocerme, cuyos resultados, al parecer, no van acorde a las tendencias generales, si bien me va aislando, afortunadamente para esa, mi tranquilidad (y esto parece reafirmarme en esa búsqueda como señal de ir en la ruta correcta), tampoco me exige tratar de ser comprendido ni mucho menos apoyado, ni tratar de dar explicaciones o, menos aún, intentar siquiera imponer razones.
Quizás, como en este caso, las exponga en un foro público, pero siento yo que es más un ejercicio de autoapreciación que de exposición inquisidable o, mucho menos, inquisidora.

Así entonces, veo a Flo, no con rechazo sino como un ejemplo de un carácter distinto del mío, incluso envidiable, pero sólo en la medida en la que ella es capaz de soportar las consecuencias de su forma de ser, tal como yo, como todos, soportamos mejor las consecuencias de ser como somos que las de ser de otra manera. Porque quizás, finalmente sólo quizás, no sean tanto nuestros anhelos, sino nuestra sensibilidad a las consecuencias de nuestros actos, la que determina en gran medida, lo que vamos siendo por la vida...

Saludos... desde el abismo...
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3 comentarios:

el waro dijo...

Me interesó tu blog...
Saludos.

P. dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
P. dijo...

Encantado de volver a leernos. Un abrazo.

P.